La ópera me aburre. Y la gran mayoría de piezas para orquesta. Y Mozart.
Lo mismo el teatro.
«Madame Bovary» no fue nada del otro mundo.
«Ciudadano Kane» es buena, pero, de nuevo, nada del otro mundo. Lo mismo pasa con las películas de los hermanos Marx, y con la de «lo que el Viento se Llevó» (pusieron a una boba a hacer el papel de Scarlett).
No me gusta la versión de Glenn Gould de las Variaciones Goldberg.
No me entra el whisky, y empieza a pasarme lo mismo con el vino.
Y me molestan sobremanera las decoraciones en el plato de comida, en particular si no son comestibles, o si no saben a nada, o saben a algo pero no «combinan» con el sabor del plato.
There, I said it